martes, 27 de noviembre de 2007

La anchoa como arte


“El arte es lo que nos cura de la Vida”
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Ah, vaya. Yo pensaba que el arte era, tras coger el concepto "lata de anchoas barnizada de rosa con sésamo y tornillos", deconstruirlo con un azadón, recuperar la idea postmoderna del tornillo sesamizado en barníz, coserle a la idea un botón de ancla, apartar la lata de anchoas, abrirla, ingerir su contenido sin pan, rociar el tornillo con aceite en memoria de las víctimas del último huracán emitiendo grititos y apretando el culo, y no olvidarse de filmar todo el evento con el móvil mientras declamas en falsete un manifiesto sobre la conveniencia de hacer una revolución bajo el signo de un nuevo movimiento, el de los artistas postmalos.

(¡Con cariño y mala leche, nunca dirigida a tu hermosa materialidad!)

Olvidaba añadir que al abrir la lata de anchoas es del todo conveniente pringar algo (lo que sea), es una cuestión de amor impropio.

PD: También iba a preguntar con qué dedo has estado aburriéndote, por no aburrirte (y por no aburrirte yo con el mismo. Esto es absurdo, lo sé, pero no más que aburrirse con dedo ajeno).
Nota: El párrafo anterior hay que leerlo tres veces.


Información adicional: Este mensaje derivó en una conversación que se ha perdido y de la que sólo debe quedar rastro en alguna base de datos inaccesible para mí. En ella se hablaba de dedos enviados en una caja de lápices Alpino, o bien dejados como herencia que debería ser entregada sólo al cumplir la mayoría de edad, en una encarnación de la muerte armada con azadón que debía llegar antes de las 3 (porque a esa hora me iba a recolectar egagrópilas), en un conjunto de ropa interior femenina y mortal quemado ritualmente por alguien vestido de musaraña antes de que la citada encarnación, habiéndose quitado esas prendas, procediera a su ejecución, y de algunas otras cosas de diversa índole que no consigo recordar ya.
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