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Volviendo al asunto de los videojuegos, creo que para que puedan ser considerados arte habría que crear unos escenarios, unos personajes y una trama que vayan más allá de lo convencional y, más allá de la mera intención de entretener y sorprender. Que el creador busque conmover, haga reflexionar, muestre algo de las eternas preocupaciones humanas, nos haga reír o llorar de emoción, sea crítico con aquello que nos perjudica, proponga caminos para la evolución o exprese sentimientos. Jugar sería como vivir una historia de amor, una intensa amistad o enfrascarse en un proyecto vital.
Claro que si se trata de establecer el concepto de arte en torno a la intención artística, en mis ratos libres me dedico a pintar, y ayer me dije: "Voy a pintar un cuadro. Consistirá en unos garabatos hechos con mayonesa con conservantes y extendidos con un cepillo de dientes. Y en la esquina superior derecha dibujaré a carboncillo un hocico de pastor alsaciano y una aspirina."
Me acerqué al lienzo armado con el cepillo de dientes pringado de mayonesa dispuesto a embadurnarlo a conciencia, y cuando fui a trazar el primer garabato, me dije: “No”. Y no lo toqué, no pinte nada. Decidí venderlo tal como estaba, pensé: "Si la esencia del arte está en la intención artística, este lienzo ya la tiene."
Se va a llamar: “Restos de un bogavante dejados al borde del plato, casi”.
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