Conceptos: garrapata, demencia, incandescer, Saturno, terciopelo.
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Fui infiel a una vieja garrapata
Mis fantasías no son de este mundo: Mensajes para SPA.
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Quise ser pasto de buitres, suculento anzuelo,
comida para llevar, morro de cerdo con pelo,
una pizza congelada o pimiento cortado al vuelo.
Si me cortas a trocitos, pégame con celo.
Yo soy así de espartano,
no soy griego, ni troyano.
Como el colibrí,
soy del altiplano.
Ayer te dio un espasmo que te erizó el pelo,
desde la butaca diste un salto de pantera
y con tus bragas de fulana con cremallera
me atizaste en las orejas; rodé por el suelo.
Yo soy así de espartano,
no soy griego, ni troyano.
Como el colibrí,
soy del altiplano.
Aunque me trates tan mal, tortillita, mi cielo,
en mi nueva condición hallo al fin gran consuelo.
Con un aceitoso rollito de primavera
tengo en común, desde ayer, al menos, la sordera.
¡Que suenen las castañuelas,
sigue el ritmo con las muelas!
Repíteme el estribillo
gira como un molinillo.
Me falla algún alejandrino,
pero me importa un comino.
No soy más que polvo en el camino.
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Volviendo al asunto de los videojuegos, creo que para que puedan ser considerados arte habría que crear unos escenarios, unos personajes y una trama que vayan más allá de lo convencional y, más allá de la mera intención de entretener y sorprender. Que el creador busque conmover, haga reflexionar, muestre algo de las eternas preocupaciones humanas, nos haga reír o llorar de emoción, sea crítico con aquello que nos perjudica, proponga caminos para la evolución o exprese sentimientos. Jugar sería como vivir una historia de amor, una intensa amistad o enfrascarse en un proyecto vital.
Claro que si se trata de establecer el concepto de arte en torno a la intención artística, en mis ratos libres me dedico a pintar, y ayer me dije: "Voy a pintar un cuadro. Consistirá en unos garabatos hechos con mayonesa con conservantes y extendidos con un cepillo de dientes. Y en la esquina superior derecha dibujaré a carboncillo un hocico de pastor alsaciano y una aspirina."
Me acerqué al lienzo armado con el cepillo de dientes pringado de mayonesa dispuesto a embadurnarlo a conciencia, y cuando fui a trazar el primer garabato, me dije: “No”. Y no lo toqué, no pinte nada. Decidí venderlo tal como estaba, pensé: "Si la esencia del arte está en la intención artística, este lienzo ya la tiene."
Se va a llamar: “Restos de un bogavante dejados al borde del plato, casi”.
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